El Cerebro y las Ganas de Hacer Deporte: ¿Un Interruptor en Nuestra Cabeza?

Un grupo de investigadores españoles ha revelado un descubrimiento fascinante: existe un «interruptor» en nuestro cerebro que podría estar regulando nuestras ganas de hacer deporte. Este hallazgo promete abrir nuevas puertas en la comprensión de la

15/08/2024Santiago JacquatSantiago Jacquat

Un grupo de investigadores españoles ha revelado un descubrimiento fascinante: existe un «interruptor» en nuestro cerebro que podría estar regulando nuestras ganas de hacer deporte. Este hallazgo promete abrir nuevas puertas en la comprensión de la motivación hacia la actividad física, especialmente en personas que encuentran difícil mantenerse activas.El Cerebro y las Ganas de Hacer Deporte: ¿Un Interruptor en Nuestra Cabeza?

La Clave Está en Dos Proteínas

La investigación, liderada por Guadalupe Sabio del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y con la colaboración de otros expertos del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), ha identificado dos proteínas clave que juegan un papel crucial en este proceso. Estas proteínas, denominadas “p38α” y “p38γ”, se activan cuando los músculos se contraen durante el ejercicio, enviando señales al cerebro que despiertan el deseo de moverse.

Sin embargo, en personas con obesidad, los niveles de estas proteínas son más bajos, lo que podría explicar por qué les resulta más difícil encontrar la motivación para hacer ejercicio. Este descubrimiento es especialmente relevante porque podría conducir al desarrollo de medicamentos que ayuden a estas personas a superar la falta de ganas de practicar deporte.

La Interleuquina 15: Un Refuerzo para el Movimiento

Además de las proteínas mencionadas, los científicos descubrieron el papel de una tercera proteína llamada interleuquina 15 (IL-15). Durante la actividad física, la IL-15 se activa y tiene un impacto directo en la corteza cerebral que controla el movimiento. Su presencia en el cerebro actúa como un “interruptor” que potencia la actividad física, llevando a los animales a ser más activos de manera natural.

Esta proteína no solo se activa durante el ejercicio, sino que su producción regular podría ser clave para mantener el hábito de hacer deporte, incluso en contextos de sedentarismo o dietas poco saludables. Para las personas que luchan contra la obesidad, esto representa una posible vía para no solo prevenir, sino también tratar esta condición mediante la práctica regular de ejercicio.

Implicaciones para el Futuro

Guadalupe Sabio sugiere que, si se confirma que la IL-15 puede ser un marcador en la sangre del deseo de hacer deporte, podríamos estar ante una herramienta revolucionaria para personalizar programas de entrenamiento. Esto podría ayudar a las personas a encontrar la motivación necesaria para mantenerse activas y, eventualmente, mejorar su salud metabólica.

Aunque este estudio se centró en el ciclismo intenso, Sabio destaca la importancia de explorar diferentes tipos de ejercicio para entender mejor cómo los niveles de IL-15 afectan a cada individuo. Esta línea de investigación abre la puerta a posibles terapias farmacológicas que podrían beneficiar a quienes necesitan los efectos positivos del deporte, pero que encuentran dificultades para practicarlo.

Este avance no solo nos acerca a comprender mejor cómo nuestro cerebro regula la actividad física, sino que también tiene el potencial de transformar la manera en que abordamos la motivación para hacer ejercicio, especialmente en personas con problemas de obesidad y otras enfermedades metabólicas.

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