En una cumbre histórica en Camp David, los líderes de Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, Joe Biden, Fumio Kishida y Yoon Suk-yeol respectivamente, expresaron su rechazo al comportamiento «peligroso» y «agresivo» de China en el Mar de la China Meridional. El comunicado final, titulado «El Espíritu de Camp David», denunció la militarización de la región por parte de Beijing y reafirmó la oposición a cualquier intento unilateral de alterar el status quo en las aguas del Indo-Pacífico.
Preocupación por la Estabilidad en el Indo-Pacífico
Los líderes hicieron hincapié en la importancia de mantener la paz y estabilidad en la región, especialmente en el estrecho de Taiwán, donde China reclama la soberanía sobre la isla. Se destacó la necesidad de resolver pacíficamente las disputas y se reafirmaron las posiciones básicas sobre Taiwán, subrayando la importancia de mantener la paz en esa zona crucial para el comercio internacional.
Cooperación Trilateral y Solidaridad Frente a Desafíos
La cumbre también marcó el compromiso de los tres países de fortalecer su cooperación trilateral en diversos ámbitos, desde la economía hasta la seguridad. Se anunció una «línea directa» de emergencia entre los gobiernos para compartir información y coordinar respuestas ante crisis regionales.
Enfoque en la Desnuclearización y la Resiliencia Económica
Además de abordar las preocupaciones relacionadas con China, la cumbre se centró en la desnuclearización de Corea del Norte y la creación de un grupo de trabajo conjunto para combatir los ataques cibernéticos del país. También se comprometieron a fortalecer la resiliencia de las cadenas de suministro, especialmente en áreas críticas como las baterías y los semiconductores.
La cumbre, que representa un hito en las relaciones entre los tres países, busca establecer una «nueva era» de amistad y cooperación en la región del Indo-Pacífico, fortaleciendo la solidaridad ante los desafíos presentes y futuros.