La industria de la construcción, responsable de casi el 39% de las emisiones de CO2 en el mundo, está enfrentando un cambio crucial para ser más amigable con el planeta. En Chile, las empresas del sector están tomando medidas para no solo hacer un uso más eficiente de los recursos, sino también reducir el impacto ambiental y cumplir con regulaciones cada vez más estrictas. Este cambio responde a una creciente demanda por proyectos más responsables con el entorno.
Estrategias para una construcción más verde
En la búsqueda de reducir las emisiones de carbono y el consumo de energía, se están implementando estrategias clave, como el diseño pasivo, el uso de energías renovables y materiales reciclados. Estas iniciativas permiten construir edificaciones más eficientes y, a la vez, garantizar operaciones rentables a largo plazo.
En Chile, aplicar estas prácticas es esencial para cumplir con las normativas ambientales y obtener una Resolución de Calificación Ambiental (RCA), así como para cumplir con los compromisos establecidos en una Declaración de Impacto Ambiental (DIA). Más allá de los beneficios regulatorios, estas acciones reflejan el compromiso de las empresas con el bienestar de las comunidades y el cuidado del entorno, posicionándolas como líderes en responsabilidad ambiental.
La digitalización impulsa la eficiencia
Las herramientas digitales, como el Modelado de Información de Construcción (BIM), están revolucionando el sector al facilitar una planificación más eficiente y reducir los residuos en obra. Además, estas tecnologías permiten mejorar la coordinación entre los distintos actores involucrados, impulsando la construcción modular y prefabricada, lo que ayuda a acortar los tiempos de ejecución y mejorar la sostenibilidad de los proyectos.
Certificaciones y normativas que marcan la diferencia
Certificaciones internacionales como LEED y EDGE son fundamentales para garantizar que los edificios sean energéticamente eficientes. En Chile, estas certificaciones, junto con el Sello PRO otorgado por la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), ayudan a que los proyectos se alineen con las exigencias ambientales locales y, a la vez, mejoran la reputación de las empresas del sector.
Desafíos y oportunidades del futuro sostenible
Si bien adoptar estas tecnologías y prácticas implica una inversión inicial significativa, los beneficios a largo plazo son evidentes: ahorros operacionales, mayor valor de los activos y una mayor competitividad en el mercado. Además, innovaciones como el hormigón de bajo carbono y los sistemas de monitoreo en tiempo real abren nuevas oportunidades para hacer del sector de la construcción un referente en sostenibilidad.
En resumen, el futuro de la construcción en Chile y el mundo pasa por integrar prácticas ecológicas y aprovechar al máximo las nuevas tecnologías, lo que no solo beneficia al medio ambiente, sino que también asegura un desarrollo más responsable y rentable.
