Capadocia: Las Fascinantes Ciudades Subterráneas de Turquía

Bajo la superficie de Capadocia, en el corazón de Turquía, se oculta un asombroso legado arquitectónico: ciudades subterráneas talladas en roca volcánica que han resistido el paso del tiempo. Estos refugios no solo ofrecieron protección, sino que fu

21/11/2024Santiago JacquatSantiago Jacquat

Bajo la superficie de Capadocia, en el corazón de Turquía, se oculta un asombroso legado arquitectónico: ciudades subterráneas talladas en roca volcánica que han resistido el paso del tiempo. Estos refugios no solo ofrecieron protección, sino que fueron verdaderas comunidades autosuficientes, donde la vida cotidiana, la espiritualidad y la organización social florecieron frente a los desafíos más extremos.Capadocia: Las Fascinantes Ciudades Subterráneas de Turquía

Un testimonio de adaptación y resiliencia humana

En el corazón de Anatolia Central, bajo el suelo de Capadocia, se oculta una maravilla arquitectónica que ha fascinado a generaciones. Esta región, moldeada por erupciones volcánicas hace millones de años, no solo impresiona por sus formaciones superficiales como las chimeneas de hadas y mesetas erosionadas, sino también por su intrincado mundo subterráneo. Más de una decena de ciudades talladas en toba volcánica narran historias de ingenio, resistencia y fe.

La toba volcánica: clave de un mundo subterráneo

La roca porosa de la toba volcánica, formada tras las erupciones de los volcanes Erciyes, Hasan y Göllü, ofreció a los antiguos habitantes una solución perfecta para excavar refugios. Este material, fácil de trabajar pero resistente, permitió la creación de sistemas urbanos autónomos bajo tierra, protegidos de climas extremos y ataques enemigos.

Desde los hititas hasta los bizantinos: siglos de evolución

Los orígenes de estas ciudades se remontan al siglo XV a.C., cuando los hititas comenzaron a aprovechar el terreno. Sin embargo, fue durante el período bizantino (siglos IV-X d.C.) cuando estas construcciones alcanzaron su máximo esplendor. Una de las más impresionantes es Derinkuyu, descubierta por accidente en 1963. Con sus 18 niveles y 60 metros de profundidad, albergaba cocinas, pozos de agua, sistemas de ventilación y establos, pudiendo alojar a miles de personas.

A poca distancia, Kaymakli destaca por su conexión con rutas comerciales, mientras que Tatlarin, descubierta en 1975, sorprende con su iglesia bizantina bellamente conservada. En tanto, Ozkonak contaba con defensas ingeniosas, como orificios para verter aceite caliente sobre posibles invasores.

Vida bajo tierra: organización y espiritualidad

La vida diaria en estas ciudades estaba meticulosamente organizada. Los niveles superiores solían albergar establos, mientras que las zonas más profundas se reservaban para viviendas y áreas comunitarias. Las cocinas, diseñadas para evitar que el humo delatara la ubicación de los refugios, también eran lugares de encuentro.

La religión jugaba un papel central en estas comunidades. Iglesias y capillas talladas en roca servían tanto para ceremonias religiosas como para reuniones sociales, reforzando la unidad entre los habitantes. Además, la educación se transmitía de generación en generación, asegurando que las tradiciones y conocimientos no se perdieran.

Un legado que maravilla al mundo

Hoy, estas ciudades subterráneas son un ejemplo vivo del ingenio y la capacidad de adaptación humana frente a desafíos extremos. Su diseño multifuncional, que equilibraba defensa, funcionalidad y vida cotidiana, sigue asombrando a arqueólogos y visitantes. Capadocia invita a explorar este patrimonio único, donde cada piedra esculpida cuenta una historia de supervivencia y creatividad.

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