China en la mira: Robo sistemático de secretos de Inteligencia Artificial
En un giro sorprendente, las autoridades estadounidenses arrestaron a Linwei Ding, un exingeniero de 38 años de Google, acusado de robar y transferir más de 500 archivos confidenciales sobre la infraestructura de Inteligencia Artificial de la compañ
En un giro sorprendente, las autoridades estadounidenses arrestaron a Linwei Ding, un exingeniero de 38 años de Google, acusado de robar y transferir más de 500 archivos confidenciales sobre la infraestructura de Inteligencia Artificial de la compañía. El incidente ha generado preocupación en medio de las tensiones entre Estados Unidos y China por el desarrollo de esta tecnología.
Detalles del caso
Ding, empleado desde 2019, descargó los archivos desde su computadora portátil proporcionada por la empresa a cuentas personales de almacenamiento en la nube. La información sustraída, considerada como «bloques de construcción» de la IA de Google, fue robada durante un período de un año, desde mayo de 2022 hasta mayo de 2023. Además, se revela que Ding no solo robó la información, sino que también la utilizó para beneficiar a empresas tecnológicas rivales en China.
Consecuencias legales
Ding enfrenta cuatro cargos de robo de secretos comerciales y, de ser declarado culpable, podría enfrentar hasta 10 años de prisión y multas de hasta USD $250,000 por cada acusación. Este arresto se produce en un momento de alta tensión entre ambos países, con Estados Unidos imponiendo bloqueos y regulaciones en el desarrollo y exportación de hardware para la IA.
Estrategia de seducción a empleados clave
Este caso no es un incidente aislado. Xiaolang Zhang, un exingeniero de Apple, fue condenado anteriormente por robar información confidencial sobre el proyecto Apple Car para vendérsela a empresas en China. Este patrón revela cómo los competidores chinos contactan a trabajadores clave en proyectos estratégicos, como Inteligencia Artificial o vehículos autónomos, para convencerlos de robar secretos.
Modus operandi común
El caso de Zhang y Ding comparten similitudes notables: ambos empleados nativos del país trabajaron durante un período extenso en la empresa antes de robar, transferieron archivos confidenciales y finalmente colaboraron con competidores chinos. Estos incidentes plantean preguntas sobre la seguridad de la propiedad intelectual en proyectos de vanguardia.