Por: Santiago Jacquat11/10/2024

¿Viajas para la foto o para disfrutar? Una reflexión sobre nuestras vacaciones modernas

En los últimos tiempos, viajar se ha convertido en mucho más que simplemente conocer nuevos destinos o disfrutar de experiencias únicas. Para muchas personas, el verdadero objetivo parece haberse desviado hacia la búsqueda de la foto perfecta, esa i

En los últimos tiempos, viajar se ha convertido en mucho más que simplemente conocer nuevos destinos o disfrutar de experiencias únicas. Para muchas personas, el verdadero objetivo parece haberse desviado hacia la búsqueda de la foto perfecta, esa imagen que será compartida en redes sociales y que, de alguna manera, valida la experiencia. Pero, ¿estamos realmente disfrutando de nuestros viajes o nos hemos obsesionado con las fotos?

La fotografía: Un testigo de momentos únicos

Desde su invención, la fotografía ha sido una herramienta poderosa para capturar recuerdos que no volverán. Todos tenemos en casa algún álbum con imágenes que, aunque no sean perfectas, nos conectan emocionalmente con momentos importantes de nuestra vida. Sin embargo, con la llegada de los teléfonos inteligentes y las redes sociales, esta práctica ha evolucionado drásticamente. Hoy en día, tomar fotos en cualquier situación se ha vuelto casi una obligación.

Según datos de Google Photos de 2022, en el mundo se toman aproximadamente 4,7 millones de fotos cada día. Esto equivale a unas 55 mil fotos por segundo. Al revisar mi propia galería, me di cuenta de que, en los últimos 12 meses, había tomado alrededor de 4 mil fotos, lo que equivale a unas 300 por mes. Es claro que vivimos en una era en la que las fotos abundan, pero, ¿qué estamos dejando de lado mientras buscamos la imagen perfecta?

La presión de las redes sociales

Durante un reciente viaje, noté que muchas personas esperaban largas filas para tomarse fotos en sitios populares. La mayoría repetía las mismas poses que se ven en Instagram y pocas parecían interesadas en disfrutar de otros paisajes del lugar. Es más, observé que la preparación para la foto comenzaba antes del viaje: la elección de la ropa, los ángulos, las poses, todo estaba planeado.

Pregunté a algunos millennials por qué se toman tantas fotos durante sus viajes y obtuve respuestas variadas: desde el deseo de recordar los lugares, hasta el interés de compartir en redes sociales o presumir los destinos visitados. En esencia, las redes sociales se han convertido en nuestros nuevos álbumes de fotos, pero ¿a qué costo?

La desconexión emocional y la dependencia tecnológica

Diversos estudios han abordado la «fotomanía» actual y han llegado a conclusiones interesantes. Entre más fotos tomamos, menor es nuestra conexión emocional con el momento, ya que nos enfocamos tanto en lograr una buena imagen que nos desconectamos del entorno. Este fenómeno se conoce como el “efecto de desconexión”.

Además, nuestra memoria también se ve afectada. El cerebro, al saber que la información ya está almacenada en un dispositivo, se relaja y pierde parte de su capacidad de retener recuerdos. Este fenómeno se llama el “efecto de descarga cognitiva”, y nos lleva a depender más de la tecnología para recordar nuestras experiencias.

Cómo disfrutar el viaje en la era digital

Tras reflexionar sobre mi experiencia y el fenómeno que observé, decidí buscar un equilibrio entre capturar recuerdos y disfrutar del momento. Aquí te comparto algunos consejos que me funcionaron:

  1. Evita las multitudes: No me tomé fotos en lugares donde había largas filas y, en su lugar, exploré otros puntos menos concurridos.
  2. Menos es más: No retraté todos los lugares, algunas cosas preferí guardarlas solo en mi memoria.
  3. Disfruta primero, fotografía después: Antes de sacar la cámara, me concentré en observar lo que estaba frente a mí, en disfrutar el ambiente y las personas.
  4. Elige con intención: Decidí en qué lugares realmente quería una foto y me esforcé por salir lo mejor posible, aceptando que no todas las imágenes serían perfectas.

El reto de encontrar el equilibrio

No es sencillo escapar por completo de la tendencia de fotografiarlo todo. Vivimos en una sociedad donde la validación a través de las redes sociales es fuerte, y muchas veces sentimos que si no tomamos la foto, es como si no hubiéramos estado allí. Pero lo importante es encontrar un equilibrio. No se trata de dejar de tomar fotos, sino de hacerlo sin que eso se convierta en el centro de nuestro viaje.

La verdadera magia de un viaje no se encuentra en la cantidad de fotos que tomes, sino en la sensación que queda en tu interior. Y eso, ninguna cámara puede capturarlo.