Atardeceres Mágicos en la Costa de Jamaica: Un Regalo para los Sentidos

En la costa noroeste de Jamaica, Jamie, un joven guardavidas de 24 años, comparte su amor por su país con una sonrisa constante y una melena de trenzas azabache. Para él, lo más destacado de Jamaica son los atardeceres, especialmente en la costa oeste, donde reside. Cada tarde, disfruta de la vista de un inmenso disco naranja que se sumerge lentamente en un mar tranquilo, creando un espectáculo impresionante.

En la costa noroeste de Jamaica, el atardecer se ha convertido en un ritual que nadie quiere perderse. Es un momento de calma, contemplación y pausa, cuando los bares con vistas panorámicas se llenan de personas para observar el inmenso horizonte del mar Caribe mientras el sol se pone, alrededor de las 18:30. También, los catamaranes salen desde diferentes puntos para ofrecer la experiencia de presenciar la puesta del sol en medio del mar. Es simple y atractivo, y al mismo tiempo, único y habitual. En esos minutos de pensamientos tranquilos, las palabras de Carlos Páez Vilaró en su «Ceremonia del Sol» resuenan en la mente: «Gracias, Sol, por regalarnos esta ceremonia amarilla». En ese momento, la realidad y el ensueño se entrelazan, y la perfección parece alcanzarse.

La Belleza de Jamaica Más Allá de la Playa

La primera impresión al llegar a Jamaica es como un sueño hecho realidad: la música reggae suena constantemente, con los éxitos de Bob Marley como banda sonora omnipresente. Playas de arena blanca, un mar turquesa cálido y un verano eterno brindan un estado de bienestar auténtico a los viajeros.

Sin embargo, a medida que exploras más a fondo la isla, descubres su interior selvático y montañoso, con cascadas y ríos ocultos entre la vegetación. Esta área es ideal para excursiones y aventuras. La población, compuesta en su mayoría por personas de ascendencia africana, habla un inglés que puede ser difícil de entender, pero se vuelve más amigable cuando el tema de conversación es el fútbol; todos aseguran haber apoyado a Argentina en la Copa del Mundo.

Las carreteras que cruzan la isla son desafiantes y hacer alquiler de automóviles no se recomienda debido a su estrechez y a menudo falta de señalización. Los caminos serpentean y en muchos tramos los conductores deben adivinar cuál es el carril de ida y cuál el de vuelta. Esta experiencia en el Caribe es exótica para los argentinos, acostumbrados a las playas de México, República Dominicana y Cuba.